viernes, 26 de septiembre de 2014

POR Y PARA EMILIA

DIA8
En los primeros días de algún Agosto me encontré por primera vez con Emilia. Les digo la verdad, para mí no fue gran cosa aquel primer “encuentro” (no éramos los protagonistas), no sabía yo que la bella Emilia cambiaría mi vida por unos años, a veces ausente y a veces demasiado presente (puedo contar 3 ocasiones). Emilia es una mujer como cualquier otra, nada fuera de lo normal, eso sí, tiene un corazón muy grande (a veces triste). Pelo negro y ya se le asoman algunas canas (cosa que me encanta), piel canela (falso, pero ella sueña con eso) y una sonrisa que puede iluminar el alma de un desterrado. En algún momento no muy lejano pensé que el cariño por aquella dama, me acompañaría durante todos mis días en esta tierra (perdón por ser un soñador), o al menos pensé, que sería así por siempre, pensé que ella podría aprender a quererme, o que las estrellas se pudieran alinear para nosotros. Simples deducciones y pensamientos de un romántico sin remedio como yo. 

Difícil. Esa es la palabra
de la que a veces nos aferramos
para no intentar lo posible

Les digo que Emilia fue la que me enseñó a ver con los ojos cerrados, con Emilia aprendí que existen varios tonos de verdes (siendo mi preferido el de ella). Ella nació en Octubre, o el mes de la Turmalina o el Ópalo, piedras no tan preciosas como Emilia, el mes donde se ven las Caléndulas más bonitas. Eso es ella para mí, una linda flor. Al principio la veía inalcanzable, lejos de mí, inmensamente lejos diría yo, pero, siempre estuve ahí y estaré para ella, en sus momentos de ahogo, temor, confusión, siempre me tendrá, y lo sabe, Emilia sabe que cuando su mundo se desmorone, puede venir al mío cuando quiera.

Y aunque Emilia no me hable por ser terco, obstinado, obsesivo y escribirle cosas cuando no debí hacerlo, también debe de saber que soy consciente de ello, dispuesto a tratar de cambiar, ella sabe que solo me falta dejar de tratar y simplemente cambiar.
Emilia debe de saber que la quiero, debe de saber que me hace daño tenerla cerca, que me hace daño tenerla lejos, por eso me escribió un Domingo, por eso no le he vuelto a escribir. Solo espero que Emilia no se olvide de mí.
Un niño de 14 años enamorado.

De Verde Te Sigo Queriendo

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