Ocurre que no estas,
y el cielo se me cae a pedazos
cada vez que pestañea la nostalgia
cuando el gris de las veredas
partidas de esperarte
no se contaminen de tus pasos
de tacones equilibristas.
Ocurre que no estas,
que me faltas sin remedio
como cada madrugada
desde aquel adiós que no dijiste,
y yo no supe ver en tu mirada
ciego
de no querer perder tu verde.
Ocurre que no estas,
y uno ya conoce tu ausencia de memoria.
La he besado en todos los rincones
desde que te hiciste recuerdo,
para habitar todos mis desvelos
donde eres causa
sin consecuencia.
Ocurre que no estas,
y en medio de este silencio asesino
se desbordan mis ganas de canciones torpes
como Mujer de 26 años,
esas que tartamudean tu nombre sin nombrarlo
y una brisa que no existe
te acerca y te deshace en un instante.
Ocurre que no estas,
que no hay olvido.
Ya de un tiempo a esta parte,
mal que me pese,
solo te dibujo en versos de tristeza
donde quien lee
te confunde con cualquiera
pero ya sin tu verde.
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