¿Te acuerdas de cuando te conocí?
Cuando tú no tenías esperanzas y yo no tenía horizontes. Cuando, a decir verdad no sé por qué, se supone que yo te di esperanzas. Supongo que porque tú encontraste un motivo en mí y yo lo encontré en ti. Porque llegamos a creer todo lo que decía el otro, y que lo que venía era mejor de lo que había pasado.
Y toda la poesía y el dolor y la melancolía y las miradas y los abrazos.
Dioses, a veces te echo infernalmente de menos, y pienso en todo aquello y se me antoja imposible haberlo perdido.
Cuando tú no tenías esperanzas y yo no tenía horizontes. Cuando, a decir verdad no sé por qué, se supone que yo te di esperanzas. Supongo que porque tú encontraste un motivo en mí y yo lo encontré en ti. Porque llegamos a creer todo lo que decía el otro, y que lo que venía era mejor de lo que había pasado.
Y toda la poesía y el dolor y la melancolía y las miradas y los abrazos.
Dioses, a veces te echo infernalmente de menos, y pienso en todo aquello y se me antoja imposible haberlo perdido.
A ti, porque te pienso, y más hoy. Y si algún día el
olvido viene a mi memoria, seguramente quedes tú entre los pocos recuerdos que
conserve.
Aún superan los meses que te tuve a los meses que hace que me faltas, aunque creo que nunca pasará suficiente tiempo para curarlo. De una forma u otra, terminas llenando mi cabeza de tantos recuerdos, que llenaste mi más tonto Septiembre, tu loco Octubre, y nuestro triste Diciembre. A ti, que me faltas y nunca nada ni nadie podrá llenar el hueco que dejaste. Nadie podrá vivir de nuevo su vida conmigo desde el inicio. Tantas horas, tantos días, tantas noches.
Tú, que ya no estás, y yo, que nunca me acostumbraré a que faltes.
Aún superan los meses que te tuve a los meses que hace que me faltas, aunque creo que nunca pasará suficiente tiempo para curarlo. De una forma u otra, terminas llenando mi cabeza de tantos recuerdos, que llenaste mi más tonto Septiembre, tu loco Octubre, y nuestro triste Diciembre. A ti, que me faltas y nunca nada ni nadie podrá llenar el hueco que dejaste. Nadie podrá vivir de nuevo su vida conmigo desde el inicio. Tantas horas, tantos días, tantas noches.
Tú, que ya no estás, y yo, que nunca me acostumbraré a que faltes.
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