El recuerdo de una piel puede llegar a doler más que una quemadura. El recuerdo.
Te recuerdo, claro. De eso estoy hablando. De eso hablamos siempre tu ausencia y yo. Tú estás hecha a prueba de fuego y nada te rompe el corazón, ya lo sé. Ojalá, de verdad, ojalá pudiese yo también ser así.
Me he sentado a esperar que pase el tiempo y que mis sentimientos más profundos me abandonen. Que vuelvas. Que vuelvas y me abandones otra vez. Abriendo de nuevo la herida a la que tus recuerdos echan sal. Mira,
mírame otra vez. ¿Ves los recuerdos?
Los recuerdos son heridas que supuran lo suficiente como para que, indefectiblemente,
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