jueves, 5 de marzo de 2015

ELLA LE PIDIO Y LUEGO VOLÓ

La segunda vez que se conocieron fue de noche, probablemente con algunas cervezas de mas,
al límite de todo y con el brillo etéreo
del que puede cambiar de rumbo su vida.
Ella le confesó que era especialista
en que le rompan el corazón
y el le contó de aquella vez
que tuvo que saltar tres mil piedras
para llegar hasta los labios de una chica.

A la hora y dos cafés
ella mantenía sus ojos fijos
en las lineas que adornaban los de el
y se preguntaba si,
con los años,
sumaría otra que llevara su nombre.
El le pidió mas sonrisas
y le rogó que nunca lo abandonase en la rutina, ella simplemente le pidió que no le rompa el corazón.
Ninguno cumplió el pedido del otro.
Ella supo, de golpe,
que jamas entendería su forma de amarlo.
Ella vivía en el piso 5, el en el piso 10.
Ella se mudo de edificio.
Y se levantó, a mil kilómetros de él,
abandonando a aquel chico lleno de vías y caminos
que nunca la entendería
Pero se equivocó, los dos se equivocaron, los dos siguieron viendo el mismo tono
de verde.

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